En la infancia se cimenta toda esta educación en valores. Si en esta etapa no se han sembrado competencias personales que abarquen todas las dimensiones de la persona, es muy difícil que aparezcan después.
Un educador tiene que estar dotado de visión a largo plazo porque el reto de la educación es que una parte muy importante de todo aquello que se hace no es visible a corto plazo. Solo desde el optimismo y la confianza se puede educar a largo plazo. Por ello, el profesorado de Infantil tiene que estar especialmente concienciado de que los frutos los recogerán otros.
En Umedi tenemos claro que los padres sois los principales protagonistas de la educación de vuestros hijos y todo el profesorado y personal no docente está a vuestro lado para ayudarlos en esta apasionante tarea. En este artículo nos permitimos daros una serie de consejos.
13 consejos para educar en valores
- Educar con el ejemplo. Si queremos que alguien a quien tenemos la responsabilidad de educar aprenda algo, debemos hacerlo nosotros delante de ellos con la mayor frecuencia posible.
- Educar en libertad. En la educación es de capital importancia enseñar a ser libre, con la responsabilidad que supone ser consecuente con la propia conducta libre. La libertad, junto con hacer el bien, es necesaria para ser feliz en la vida, por ello es necesario no tener miedo a la libertad de la persona educada.
- Aprender de la frustración. Uno de los aprendizajes más difíciles es el de la frustración y el sufrimiento. Si no se logra este aprendizaje las personas suelen vivir, comportarse y pensar en función de evitar por miedo cualquier sufrimiento. Esto impide que las personas se planteen y aspiren lograr grandes objetivos en la vida.
- Voluntad y constancia. La conducta tiene una fuerza educativa o transformadora muy poderosa. De aquí la importancia de educar en el esfuerzo para lograr unos fines bien definidos.
- Educar más con la cabeza que con el corazón. Enseñar es una tarea más de la razón que de la afectividad. Un educador debe moverse en los dos ámbitos aunque debe predominar la primera.
- La unión hace la fuerza. La educación es una tarea de varios educadores, del padre y la madre en el caso de la educación familiar. De aquí la importancia de lograr un buen acuerdo entre los dos, y de no desautorizarse entre sí, sino de poner en común las diferencias educativas.
- Sembrar con una buena semilla suele producir una buena cosecha. No tirar la toalla en el proceso educativo en los momentos en que parece que no se consiguen los objetivos deseados, ya aparecerán más adelante.
- No cansarse de dar buenos consejos, aunque en algunos momentos se consiga lo contrario, pues es una cuestiónde libertad personal, y la libertad siempre se debe respetar.
- Exigencia con amor. Los hijos no se trauman tanto por la excesiva exigencia, si se sienten queridos, como por la falta de exigencia, que a veces supone un mayor cariño del educador a sí mismo que al educando pues es más fácil y cómodo dejar hacer, ceder, evitar la confrontación y sentirse querido por el educando a corto plazo si se le deja hacer lo que le gusta.
- El «NO» también forma parte de la educación. Los límites marcan los cauces que harán más fácil a los niños el construir un modo personal y positivo de ser y estar en la vida.
- La empatía es el fundamento sobre el que debemos construir todo proceso de comunicación entre padres e hijos.
- Frente a una continua oferta de búsqueda de felicidad de las grandes cosas es necesario ayudar a los hijos a que encuentren la felicidad en las pequeñas cosas de la vida. A que sepan encontrar la felicidad en lo que son y no en aquello que tienen.
- Los niños necesitan tiempos para hacer, pero también para pararse a pensar en aquello que hacen e, incluso, aburrirse.