El viernes 26 de septiembre a las 4 en punto de la tarde, dos autobuses con familias de Umedi y de Munabe partieron destino a Madrid. Algunas familias optaron por viajar en coche, y nos encontramos en el acogedor camping ArcoIris, donde nos esperaban con una deliciosa cena.
Tras un sueño reparador y un imponente desayuno, subimos al bus rumbo al sector D1 de Valdebebas.
Durante la homilía, el prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos, el cardenal Ángelo Amato, presentó a don Álvaro» como una «figura de gran humanidad», que «huía de todo personalismo» y cuya formación como ingeniero «le hacía ir al núcleo de los problemas y resolverlos».
Pero su mayor virtud fue sin duda la humildad. El cardenal entonces tomó prestadas las palabras del propio Álvaro del Portillo y recordó ante las 300.000 personas que estaban presentes en la Eucaristía que es «necesario luchar toda la vida para llegar a ser humildes», ya que la humildad es «la llave que abre la puerta para entrar en la casa de la santidad».
El ambiente ha sido formidable tanto durante el viaje, como en el camping y en la ceremonia de beatificación. Realmente nos sentimos como una gran familia.