Educar es acompañar a los niños a que sean independientes. Por ello, la enseñanza en la autonomía desde los primeros años de vida tiene una relevancia fundamental en su desarrollo presente y futuro, ayudándoles a potenciar la seguridad en sí mismos y en sus capacidades.
La autonomía es la capacidad que los alumnos adquieren a lo largo de su proceso de aprendizaje para realizar por sí mismos todas aquellas tareas que se les encomienda en el aula. Que los más pequeños adquieran autonomía es imprescindible para su desarrollo. Tanto es así, que para obtener los conocimientos necesarios en esta etapa los niños deben lograr autonomía en sus actividades diarias.
Durante los primeros años de vida, los niños son completamente heterónomos y dependientes, es decir, necesitan de la ayuda activa de un adulto para ejecutar las distintas tareas que se les presentan en su día a día.
Por ello, es muy importante prestar atención al desarrollo de la autonomía desde una temprana edad, inculcando a los niños unos principios y un modo de actuar completamente independiente. En esta enseñanza, el colegio, junto con las familias, desempeña un papel crucial a través del establecimiento de rutinas que se trabajan a diario desde la etapa de Infantil.
En una primera etapa de instrucción en la autonomía, la enseñanza se basa en prácticas relacionadas con ámbitos cotidianos como la alimentación, la higiene y el vestido. Mediante estos hábitos, los niños aprenden a ejecutar por sí mismos tareas que les permitirán estimular su crecimiento personal convirtiéndoles en protagonistas de su propio proceso de aprendizaje.
Asimismo, esta adquisición desde una temprana edad les ayudará a desarrollar diversos aspectos claves para su futuro como son la autoestima, el pensamiento crítico o la seguridad. En el lado opuesto, aquellos niños que poseen pocos o ningún hábito de autonomía generalmente presentan mayores dificultades
Aprendizajes y problemas para relacionarse con los demás.
En este proceso los padres y maestros se convierten en guías y observadores, proporcionando a los niños las herramientas necesarias para superar los retos que se les presentan y mantener un nivel adecuado de independencia.
A medida que los niños van adquiriendo autonomía en determinadas tareas es esencial ir transformándolas en actividades más complejas que supongan un incremento en la dificultad.
Una vez en este proceso, los padres y profesores se convierten en guías y observadores, proporcionando a los niños las herramientas necesarias para superar los retos que se les presentan y mantener un nivel adecuado de independencia.
A medida que los niños van adquiriendo autonomía en determinadas tareas es esencial ir transformándolas en actividades más complejas que supongan un incremento en la dificultad. Una vez los nuevos retos hayan sido superados de manera autónoma, las nociones más importantes en el crecimiento de los niños quedarán integradas.
10 claves para que tu hijo sea autónomo
- Asígnale responsabilidades, siempre están dispuestos a ayudar. ¡Les encanta!
- Autoconfianza y confianza. Los padres somos los primeros que tenemos que transmitirle el mensaje de “Yo puedo”. Transmitirle la confianza necesaria para que vean que no importa si no sale a la primera, lo intento y lo intento hasta que al final lo consigo.
- Ofrécele los medios necesarios. Pon las cosas a su alcance y facilítales su tarea.
- Motívale a explorar. Déjales experimentar, que se equivoquen y lo vuelvan a intentar.
- Establece unos límites claros. Tienen que saber qué esperamos de ellos.
- Crea una rutina. No sirve de nada el “hoy si…, mañana ya veremos”.
- Comunicación. Háblale y deja que te cuente sus dudas.
- No le sobrecargues con tareas, más vale una y bien, que muchas y mal.
- Claridad en lo que le pedimos. El niño tiene que tener claro qué queremos conseguir y qué le estamos pidiendo
- Sentido común. Tenemos que tener en cuenta la edad del niño y saber qué le podemos pedir.
Y sobre todo procura ser su ejemplo a seguir. Ellos siempre se fijan en la persona que tienen a su lado.
Ser autónomo, conlleva que en un futuro los niños lleguen a convertirse en adultos independientes y puedan valerse por sí mismos, es decir personas más felices.